FLECHAS
La morfología de las flechas estaba perfectamente reglamentada. Además, no eran llamadas «flechas» (arrows) por los arqueros, sino de tres formas un tanto peculiares. Una denominación era livery, que podemos traducir como librea. Al parecer, recibían ese apelativo por ser reglamentarias. También se las llamaba sheaf (haz) en referencia a los haces de dos docenas que portaba cada arquero. Finalmente, también eran denominadas como standard por estar sujetas a una serie de especificaciones legales. Para
su fabricación se requería una madera ligera, fuerte y que diese varas rectas, por lo que, al parecer, el álamo era la preferida. En todo caso, también aparecen en las crónicas flechas fabricadas de fresno, aliso, saúco, abedul y sauce. Su longitud era de una yarda, 90 cm. En cuanto a las plumas, eran de diferentes medidas si bien no se sabe con certeza el motivo. Puede que se debiera al tipo de punta que montaba cada flecha, a fin de darle la debida estabilidad.
Como se ha dicho, las flechas se distribuían entre la tropa en haces de 24 unidades. Las puntas no eran las mismas, llevando cada haz de dos o más tipos según el tipo de enemigo a batir y la distancia a la que se iban a usar. A la derecha tenemos las cuatro tipologías de puntas utilizadas en la época.
- La A es la típica barbada abierta destinada a herir a enemigos con poca o ninguna protección corporal. Ese tipo de punta era casi imposible de extraer debido al abrumador dolor que provocaban las barbas al clavarse en la carne al tirar de la flecha.Por otro lado, sus filos cortantes producían hemorragias muy peligrosas.
La B es también barbada, pero con una sección más adecuada para atravesar perpuntes. Sus efectos son los mismos que la tipo A.
- La C es un desmallador, ideal para penetrar entre las anillas de una lóriga. No solían ir fijadas al asta a fin de que, al tirar de la misma para extraerla, la punta quedara dentro del cuerpo. Finalmente.
- La D es el típico cuadrillo para perforar lórigas o armaduras de placas. En cuanto a las cuerdas, se fabricaban principalmente de cáñamo, el cual se enceraba para protegerlas de la humedad si bien hay constancia de que también se usaba el lino e incluso la seda.
Réplica de un carcaj. El disco perforado estaba destinado
a impedir que se juntaran los estabilizadores, estropeándo
las plumas.
Más información:
- Puntas de flecha mediavales (arcomedievo)
- Bolsas de flechas (arcomedievo)