ORÍGENES
En las islas Británicas se tiene constancia por primera vez de esta arma cuando es utilizada por los galeses en el 633, Offrid, el hijo de Edwin, rey de Northumbria, murió por un disparo de flecha desde un arco largo galés durante una batalla entre galeses y mercianos, más de cinco siglos antes de cualquier registro de su uso militar en Inglaterra. A pesar de esto, el arma es conocida normalmente como el “arco largo inglés” más que el “arco largo galés”.
Al menos dos arcos largos neolíticos se han encontrado en Gran Bretaña. Uno, hecho de tejo y envuelto en cuero, fue encontrado en el brezo de Meare, Somerset, en 1961. Fue identificado perteneciente al neolítico con una combinación de estratigrafía de la turba, del análisis del polen y del carbono 14 que lo fechaba aproximadamente en 2690+-120 a.C., no sin el desconcierto de algunos arqueólogos en ese momento. Un segundo fue encontrado en el sur de Escocia en el Rotten Bottom. Estaba hecho de tejo y data entre el 4040 y el 3640 a.C. Un arco reconstruido tenía una fuerza para tensar de cerca de 230 N y un radio de acción de entre 50 a 55 metros.
La momia del hombre conocido como Ötzi, del período del Calcolítico (edad del cobre), encontrado en las montañas tirolesas de Ötztaler (entre Austria e Italia), portaba un arco muy similar al ejemplo anterior de Rotten Bottom, con la cuerda del arco hecha de ortiga o fibra de lino.
Las armas que se asemejaban a un arco largo han sido descubiertas por arqueólogos en Escandinavia que fechaban a partir del período Mesolítico, hecho de madera de olmo encontrada en el pantano Holmegaard, de Dinamarca (aunque durante el período medieval los escandinavos se caracterizasen por el uso eficaz del arco corto). Del neolítico hacia adelante, el tejo era el material preferido, era ideal pues el duramen interno comprimiría, mientras que la albura externa estiraría, haciendo de resorte natural con un gran alcance.