Durante la Edad Media, el tiro con arco en la guerra no fue tan decisivo y dominante en Europa Occidental.
Los arqueros eran los soldados peor pagados en el ejército o eran reclutados del campesinado. Esto era debido a que el arco y la flecha eran mucho más baratos que el equipo de un hombre de armas con una buena armadura y una espada. Los arqueros profesionales requerían un largo entrenamiento y caros arcos para ser efectivos, así que era bastante raro verlos en Europa (véase Arco largo inglés).
La llegada de las armas de fuego dejó a los arcos desfasados en la guerra. Las primeras armas de fuego tenían muy poco alcance, velocidad y poder de penetración respecto un buen arco, pero, en cambio, era mucho más fácil entrenar a la tropa en su uso. De esta manera, los ejércitos equipados con mosquetes ofrecían un poder de fuego mucho mayor por pura fuerza de los números y, finalmente, los arqueros especializados quedaron obsoletos. Aun cuando hay registro de la utilización del arco en el campo de batalla en las ultimas décadas.
El arco fue protagonista de grandes batallas en la Europa Medieval, donde se destacan algunas memorables.