Como sucedió con los ejércitos griegos, las legiones romanas que conquistaron el mundo del Mediterráneo no se caracterizaron por el uso del arco y la flecha como armas principales.
Las legiones estaban armadas con el gladio o espada corta y cada soldado portaba dos lanzas cortas arrojadizas. Al igual que los griegos, usaron arqueros escitas como fuerza de policía dentro de la ciudad.
De todas maneras, como todos los ejércitos de la antigüedad tuvieron secciones de arqueros (sagittarius). El arco (arcus) romano era recurvado compuesto y las flechas (sagitta) de la época imperial llevaban punta metálica. Seguramente impresionados por el sistema, los romanos incorporaron pronto filas de arqueros a sus ejércitos. Estos provenían en esncia de las provincias conquistadas de oriente medio, especialmente de Siria.
Si en Europa el arco se vio relegado a casi un plano de abandono, no sucedió lo mismo, ni de lejos, en la zona que abarca de Norte de África (pensemos en Egipto) hasta el Japón. Los ejércitos de estos pueblos supieron aprovechar las ventajas que este arma proporcionaba y se convirtieron en maestros de su desarrollo y de su uso. A pesar de ello, las luchas no solían basarse en un eterno intercambio de saetas, pero no es menos cierto que una lluvia de estas era capaz de producir bastantes bajas entre el enemigo y desorganizar sus líneas en los momentos previos a la embestida frontal por la caballería pesada, encontrando esta una mayor debilidad en las primeras líneas enemigas.
Curiosamente, la arquería en el continente Europeo perdió fuerza en el ámbito militar si observamos la forma de combatir de las culturas clásicas. Griegos y macedonios basaban sus victorias en sus apretadas falanges de lanceros, casi impenetrables. Estas formaciones eran auténticas apisonadoras mientras se mantuviesen cohesionadas. Los romanos, por otro lado, crearon el concepto de la legión, dividida en unidades más pequeñas, mucho más móviles e independientes que la falange griega sometida a una férrea disciplina
Si estudiamos ahora la forma de combatir de sus enemigos del Norte, es decir, celtas y germanos, nos encontramos la particularidad de la exaltación del valor personal, la idea del héroe invencible y extremadamente valeroso que suscitaba la admiración de sus compañeros de armas. Los celtas acudían a la lucha armados con una espada y un gran escudo oval, y curiosamente, en muchas ocasiones semidesnudos o totalmente desnudos, dando a entender así que no temían a las heridas. Tan sólo se permitían garabatear su cuerpo con un tinte azulado a modo de ritual guerrero. Después de esto, la carga desorganizada y salvaje contra el muro de los escudos de roma. Sorprendentemente, fueron los celtas los que inventaron la cota de malla, tan profusamente usada en siglos venideros, así como bellísimos cascos. De hecho, los romanos adoptaron estas protecciones corporales, adaptándolas a sus gustos y preferencias. El famoso casco del legionario imperial no es más que una variante evolucionada de un modelo celta.
Los guerreros celtas no usaban arco porque consideraban una cobardía no enfrentarse a sus enemigos
cara a cara pero si lo usaban para cazar. El signo de Eihwaz es la muerte vista como una fuente de vida. Se grababa en los arcos celtas, de madera de tejo, árbol asociado a la runa, por lo que se le consideraba un amuleto que protegía a los cazadores que matan para dar vida y llevaban comida, a su pueblo.
Por otro lado, los pueblos germanos, tan enemigos de los celtas como de los romanos, los cuales daban , como ya se ha mencionado anteriormente un gran valor al desafío personal, al combate entre campeones, mientras ambos ejércitos observaban el resultado de estas luchas, antes de lanzarse las dos masas humanas una contra otra dispuestas a hacerse pedazos.
La arquería estaba en horas bajas en Europa.
El discurrir del tiempo, encaró a las legiones romanas con los imperios de Asia Menor, y aprendieron cuan eficaz puede ser una formación de caballería armada de arcos, diezmando a sus legionarios sin apenas sufrir bajas. Los arqueros a caballo del imperio Parto, un pueblo de origen iranio, dieron verdaderos dolores de cabeza a los magister millitum romanos. Velocidad, eficacia y huida….fingida. Tras cada pasada, y sin dar tiempo a que se recompusieran las filas del enemigo, los arqueros volvían, con los carcajs llenos de nuevas flechas a rematar su trabajo. La victoria de los partos en Carrhae sobre los romanos en el año 53 después de C. confirma este punto.
Imágenes de carcajes pertenecientes a un libro de Virgilio que se guarda en el Vaticano y
que se supone escrito (y pintado) en el siglo IV o V de nuestra era.
Arqueros en la columna de Trajano
Vegetius afirma que todos los soldados romanos fueron entrenados en el uso del arco. A mediados del siglo II había 32 unidades de arqueros (sagittarii auxiliares): 13 con nombres sirios, 7 tracios, 5 de Anatolia, uno de Creta y los otros seis desconocidos. Utilizaron un arco compuesto recurvo compacto y de gran alcance.
En la batalla los arqueros se posicionaban en la batalla detrás de la infantería, lanzando las flechas sobre sus cabezas.
Tres tipos distintos de arqueros se muestran en la columna de Trajano:
- Arqueros con coraza escalar, casco de acero cónico y capote (sirio o anatolio).
- Arqueros del Levante mediterráneo con cascos aguzados, sin armadura y túnica larga .
- Arqueros equipados como soldados auxiliares, pero llevando arcos en lugar de jabalinas (sirio).
El hecho de que el Imperio Romano fue fácilmente destruido por las tribus procedentes de Oriente es una prueba de su superioridad militar y de especialmente la eficacia de los arqueros a caballo. Su movilidad que les permitió acercarse al enemigo, disparar, volver a cargar y disparar de nuevo en y mientras tanto, mantener una distancia segura de la infantería pesada del enemigo,.
En el siglo V dC. los romanos cuenta de cómo la vasta y calificada Ejército, Hun que plantea una amenaza a su imperio y ofreció a los Hunos grandes sumas de dinero para mantener a raya. Durante la época romana Sus tumbas en el País de Gales a veces figuran arcos, que fueron entregados a la los soldados locales de Gales por los romanos, ya que no podía entender cómo usarlos correctamente.
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Puntas de flecha usadas por los romanos |